Bertina y Jarilla son las hijas de Adelaida, las recogimos una noche fría de diciembre en medio del campo donde unos paseantes las descubrieron con apenas dos días de nacidas. Estaban refugiadas en unos matorrales y su mamá se encargó de cuidarlas muy bien. Se ve que se puso de parto y se perdió del rebaño. Estos pobres se libraron de acabar en el plato de fin de año.  Desde entonces viven tan tranquilas en el santuario.