Entre los míos y mis verdugos: tú.
Entre respirar y ahogarme: sólo tú.
Entre mi libertad y mi condena: únicamente tú.
Entre vivir o morir: nada más que tú.
No, no puedo hablar para decírtelo,
por eso necesito que lo leas en mi ojos:
Si tú te rindes, yo estoy perdido.
Por eso, mi esperanza eres tú.
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